Description
Estos ojitos, grandes como mundos, pertenecen a un perrito llamado Eume, y llegó a nosotros despuésde ser retirado por las autoridades, tras una denuncia por maltrato animal. Eume llegó siendo un saquito de huesos, pero ya casi está recuperado.
Eume va mejorando rápidamente a ojos vista. Y no solo físicamente, sino también emocionalmente. Las primeras semanas era un manojo de nervios, un perro ansioso que no se daba tregua. Tan falto de todo que no sabía a qué atender. Tan interesado en los otros perros que resultaba pesado y les agobiaba, obsesionado por la comida, y caminando sin rumbo ni descanso como un ratón en una rueda sin fin. Era como un preso que al fin hubiera conseguido su libertad después de haber vivido retenido en soledad en la peor de las cárceles. Resultaba hasta doloroso asomarse a sus ojos y contemplar su destrozado espíritu.
Eume sigue con hambre de todo, pero mucho más tranquilo. Poco a poco vamos conociendo al animal que realmente es. Un pequeño perro: listo, curioso, decidido, noble, sociable y cariñoso. Cuando caminamos por el patio lo llevamos a nuestros pies restregándose en nuestras piernas como un gatito. Sabe dar cariño con todo su cuerpo. Lo entrega todo sin guardarse nada.
Eume es ahora mucho más feliz y querido de lo que lo fue jamás en su vida. Pero es de justicia que encuentre un hogar y sepa por fin lo que es tener una familia de verdad. Sus ojos son como noches sin estrellas que esperan con ansia la luz del amanecer. Tú puedes ser esa luz que le muestre lo diferente que puede ser el mundo cuando lo compartes con alguien que te quiere.