Description
Este diminuto antojito de chocolate se llama Pizca y muchos ya la conocéis porque tuvo a media Coruña con el corazón en un puño cuando se escapó de su casa de acogida, 10 días recorriendo sin rumbo la ciudad y nosotros desesperados por encontrarla, 10 largos días corriendo por el medio de las avenidas, cruzando sin mirar, y a pesar de todo no sufrió ni un rasguño, si eso no es un milagro no sabemos lo que será,
Este diminuto antojito de chocolate se llama Pizca y muchos ya la conocéis porque tuvo a media Coruña con el corazón en un puño cuando se escapó de su casa de acogida, 10 días recorriendo sin rumbo la ciudad y nosotros desesperados por encontrarla, 10 largos días corriendo por el medio de las avenidas, cruzando sin mirar, y a pesar de todo no sufrió ni un rasguño, si eso no es un milagro no sabemos lo que será,
Pero pocos días antes de eso Pizca fue rescatada de una carretera secundaria por la zona de Montesalgueiro donde había sido “apeada amablemente” de un coche que se dio a la fuga sin mirar atrás, y allí quedó esta pobre pequeña, junto con otro perrito que también fue rescatado y que pensamos que puede ser su hijo, allí quedaron sentaditos mirando los coches pasar, sin moverse de la curva donde los habían dejado por si el miserable que los abandonó volvía para recogerlos, aunque consiguiéramos explicárselo nunca lo entenderían.
Fuimos a por ella después de que un viejo amigo y colaborador nuestro nos avisara de la situación tan peligrosa y triste en la que se encontraban, el día que fuimos a ver la situación nos perseguía todo el tiempo para que no nos fuéramos sin ella, hasta que finalmente fue recogida casi al vuelo de debajo de las ruedas de un camión que milagrosamente no llegó a tocarla, evidenciando que es la perra con más suerte del mundo, y, aunque no teníamos donde meterla la cogimos en brazos con tal fuerza que ya no la soltamos hasta Coruña. En esos momentos Pizca era la perra más alegre, faldera y confiada de toda la provincia, pero su aventura coruñesa no le sentó nada bien, a día de hoy sigue siendo una perrita extraordinaria pero con algún tipo de estrés postraumático que la hace sobresaltarse con facilidad, una experiencia espantosa que ha vuelto asustadiza a una criatura que antes no lo era. Diez días con sus noches de tremendo frío, de confusión, de miedo y absoluta soledad que la marcaron profundamente y que nosotros tampoco olvidaremos jamás, pero es cuestión de tiempo y un poco de cariño que lo supere y vuelva a ser la perra tranquila y confiada que realmente es, la perrita-lapa que un día conocimos, la chocolatina más faldera, tranquila, atenta y dulce que hayamos visto jamás.
En el refugio hace mucho frío y Pizca es demasiado pequeña, ¡hazle un huequito en tu sofá a este dulcísimo antojito de chocolate ¡!
Se entrega con chip, vacunada, desparasitada y esterilizada.
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