Description
Hace unos meses tuvimos que interponer una denuncia por maltrato animal contra las personas que mantenían a un pobre perro viviendo amarrado a una infame cadena a la intemperie, una “cadena perpetua” sin apenas comida, sin agua limpia, sin cobijo de ningún tipo. Enfermo, sarnoso, esquelético y desesperado por salir de allí.
Hace unos meses tuvimos que interponer una denuncia por maltrato animal contra las personas que mantenían a un pobre perro viviendo amarrado a una infame cadena a la intemperie, una “cadena perpetua” sin apenas comida, sin agua limpia, sin cobijo de ningún tipo. Enfermo, sarnoso, esquelético y desesperado por salir de allí.
Decían los que lo tenían que ellos sí que lo cuidaban pero que el perro era “así”, pero después de mucho pelear, pudimos hacernos con él, y apenas 3 meses después el perro ya no es “así” y no hace falta tener carrera para ver que su expresión ha cambiado totalmente.
Este perro se llama Poni, ya está totalmente recuperado y ahora “sólo” falta encontrarle una familia de verdad que le quiera y le valore en lo mucho que vale. Poni hace honor a su nombre porque es todo él como un potrillo salvaje, está a monte como un niño pequeño que no conociera las normas de los humanos porque nunca nadie le ha dicho lo que tenía o no tenía que hacer. Sólo lo ataron y allí se quedó, no era necesario enseñarle nada porque no se iba a mover del sitio, no había que enseñarle a pasear porque total nunca lo iba a hacer, no eran necesarias nociones básicas de obediencia porque daba igual que obedeciera o no. No había que enseñarle a convivir en armonía con el mundo porque total su mundo iban a ser los pocos metros que abarcara su cadena.
Pero Poni se esfuerza mucho por aprender, es un animal magnífico: bueno, tontorrón, alegre y extraordinariamente cariñoso. Cuando te diriges a él para que haga, o deje de hacer, algo te mira con un desconcierto que rompe el corazón. Es sin duda el testarudo más tierno que hayamos conocido jamás, a pesar de que está avanzando mucho todavía no nos hace demasiado caso, pero es tanta su inocencia y tan evidente su desconocimiento del mundo que es imposible enfadarse con él, nos mira como si le estuviéramos hablando en chino mandarín, con cara de “a pesar de que lo intento no estoy entendiendo nadita de lo que me dices”.
Educar a este potrillo salvaje será un trabajo largo, un reto, pero es un animal tan sumamente bueno e inocente que será sin duda un reto bien bonito.
Se entrega desparasitado, vacunado, esterilizado y con chip.