Hoy os vamos a contar nuestro particular cuento de navidad de este año; una historia de las que da gusto vivir y contar.
Hoy os vamos a contar nuestro particular cuento de navidad de este año; una historia de las que da gusto vivir y contar.
Todo empezó la mañana de Navidad cuando una voluntaria de APADAN se dirigía a la comida familiar por una zona de monte de los alrededores de Curtis, sentada en el arcén estaba esta pobre criatura de la foto; su estado era terrible, parecía un esqueleto por lo delgada que estaba y por la ausencia casi total de pelo; lo poco que quedaba de su pequeño cuerpo estaba siendo devorado literalmente por la sarna, las pulgas y las garrapatas
Y a pesar de todo eso, cuando nuestra compañera se bajó del coche se dirigió hacia ella moviendo el rabito en señal de amistad; si se quedaba allí su fin era inminente, se la veía tan desvalida que no pudo hacer otra cosa que cogerla en brazos y, llorando por la impresión que le producía verla así, meterla en el coche y dirigirse con esta invitada inesperada a la comida de navidad.
Es terrible pensar que, si no fuera por ese momento de suerte tan fortuito, esta pobre criatura tan buena e inocente habría muerto de hambre, o de frío o bajo las ruedas de un coche, ante el desprecio y la indiferencia de toda la gente que la tuvo que ver durante estos meses y no la ayudó; seguro que ellos se sentían muy superiores a este pobre chucho sarnoso, es verdad que esas personas probablemente no tenían pulgas pero está claro que tampoco tenían corazón.
Nosotros por nuestra parte, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta el estado tan terrible en que se encontraba, nos hicimos cargo inmediatamente de su atención veterinaria y aunque no teníamos sitio para tener aislada a una perrita con tantos parásitos contagiosos, otra voluntaria se ofreció para hacerle un hueco en su casa mientras tuviera que estar aislada.
Pero esta historia tan terrible nos deparaba una enorme sorpresa, descubrimos que la perra tenía microchip y que también sorprendentemente su dueño no era ningún indeseable como sería de esperar; contra todo pronóstico, tenía una familia estupenda que la quería y que llevaba mucho tiempo buscándola; así supimos que se llamaba Kira, que era de Sarria que está muy lejos de Curtis, y que cuando habían entrado a robar en la casa de su familia en octubre de 2010 habían decidido llevársela a ella también; su vida se fue al traste cuanto apenas tenía 10 meses de edad; nunca sabremos por lo que ha tenido que pasar durante este año largo, pero no es muy difícil de imaginar, estaría retenida en algún lugar infame y finalmente como no valdría mucho para el “deporte” de la escopeta, abandonada sin piedad en el monte; una perra tan sociable como ella ha debido de intentar acercarse a la gente infinidad de veces pero por su aspecto seguro que todas ellas ha sido rechazada a gritos o a golpes.
Lo que nuestra Kira tampoco sabrá nunca es que su familia la buscó sin descanso todo este tiempo, llamaron a todas partes, denunciaron en todas partes y pusieron carteles por todas partes, pero Kira ya estaba muy lejos; lloraron de impotencia muchas veces pero nunca perdieron la esperanza.
Cuando los llamamos para decirles que habíamos encontrado a su perra supieron que se trataba de un milagro y lloraron pero esta vez de alegría; por supuesto vinieron a verla inmediatamente, ella al principio no los conocía, pero le trajeron sus juguetes de cuando era pequeña y fue ahí cuando empezó a recordar quien era, y quienes eran ellos; a partir de ese momento ya no paró de saltarles encima loca de contenta; fue muy emocionante ver como recobraba su identidad, ella no era la mierda, buena para nada, que le habían hecho creer que era, ella era una hermosa criatura de pelo rojo y ojos verdes con un carácter fantástico y que tenía una familia que la quería.
Parece que hemos vivido un auténtico milagro de navidad, algún ser supremo se apiadó por fin de esta pobre criatura que tanto había sufrido; pero, sin hacer de menos a los milagros, también ayudó el hecho de que varias personas habían hecho lo correcto; primero y más importante su propia dueña al ponerle el microchip sin el cual habría sido casi imposible este reencuentro; también en nuestra opinión hizo lo correcto la persona que acogió en su brazos a una criatura a la que la mayoría de la gente no querría acercarse a menos de 2 metros, y finalmente la persona que se las apañó para hacer un sitio en su vida y en su casa donde tener aislado a un animal con tantos parásitos contagiosos, con el transtorno y la complicación que ello supone.
Un montoncito de pequeñas flores pueden hacer un hermoso jardín; gracias a esos pequeños gestos de humanidad de unas cuantas personas a nuestra hermosa Kira le espera a partir de ahora la vida digna que tenia y que nunca debió perder; deseamos de corazón que sea una vida larga y feliz.
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